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Monday, July 14, 2014
Sunday, July 6, 2014
EL ANILLO TRES MACIZOS (PICOS DE EUROPA - ESPAÑA)
El año pasado hicimos con Pedro Balmaseda y Raul Esteban, ambos del Club de Montaña Mendi-Alai de Vitoria/Gasteiz, mi segundo club, la preciosa "Senda de Camille" en el pirineo aragonés y francés (véase el reportaje en éste Blog).
Éste año queríamos repetir la experiencia, buscando un nuevo desafío. Pedro y Raul investigaron y propusieron "El Anillo Tres Macizos" en Picos de Europa.
Pronto me mandaron la propuesta en detalle con los tracks, distancias etc.
Según la página web www.elanillodepicos.com existen tres modalidades del anillo:
- Vindio: Vindio, la más liviana, con 4 etapas por el macizo occidental de dificultad media
- Extrem: 7 etapas por el macizo occidental y central de dificultad alta
- 3 Macizos: 9 etapas por los tres macizos (los anteriores además del occidental), de dificultad muy alta.
La propuesta consistía en realizar el Anillo Tres Macizos, pero aumentando distancias diarias y reduciendo tiempo a un total de 6 días en vez de 9. Yo nunca había hecho montañismo en Picos de Europa pero si conocía la zona, un espacio paradisiaco único en España por sus rocas espectaculares y colores intensos donde tres culturas tan dispares como la Asturiana, Leonesa y Cántabra se funden en una.
Analizando los perfiles de los tracks, los grandes desniveles de todos los días llamaban poderosamente la atención, subiendo y bajando grandes distancias y un desnivel total acumulado un poco confuso por los diferentes datos pero que se prometía entre 6 y 7.000 m.
Con lo que disfruté mi primer gran recorrido por la montaña del año pasado, una vez conseguido el permiso de vacaciones me apunté de cabeza. Lamentablemente Raul se tuvo que borrar, así que el domingo 22 de Junio 2014 salí desde La Rioja dirección Vitoria/Gasteiz para recoger a Pedro. Comprobados los mapas y los tracks en los GPS emprendimos camino hacia Asturias. El tiempo prometía ser bueno, aunque con posibilidad de tormentas. Antes de llegar a Poncebos, donde Pedro había reservado en el hotel Arcea Mirador de Cabrales, paramos en Arenas de Cabrales para tomar unas sidrinas y una buena ración de queso Cabrales para aclimatizarnos a la zona. Tras una vueltecita para ver el pueblo elegimos un restaurante para comer una buena fabada y unos escalopines al Cabrales, con una tarta de queso casera y deliciosa por cierto para terminar.
Con tranquilidad nos dirigimos al hotel para instalarnos y aprovechamos la tarde para echar una cabezadita y dar un paseo ligero subiendo por una senda hasta la aldea de Camarmeña. Una vez dado la vuelta cenamos unos huevos fritos con bacon y Pedro pollo con ensalada en la terraza del restaurante la Garganta del Cares con un Gin-Tonic durante la sobremesa para ir pronto a la cama ya que la semana iba a ser larga y dura e iba a servirme como buena terapia para tratar de digerir el fallecimiento de mi más querido amigo Ángel, que fue como un hermano para mi, hace dos semanas.
Día 1: ETAPA PONCEBOS (O) 166 m. - REFUGIO VEGARREDONDA REMIS (O) 1.460 m.
Distancia 32,04 km, tiempo 10,23 h, desnivel acumulado 1.694,33 m.
Tras un buen desayuno en el hotel cargamos las mochilas a las espaldas (Ufff...) y nos pusimos en marcha empezando la semana con la ruta del río Cares. La fama que goza esta senda no es para nada desmerecida, con un paseo largo pero relajado prácticamente sin desnivel por unas zonas picadas en las rocas al lado del canal de agua gozamos rodeados de alta montaña de las vistas sobre el río y las cataratas que salían desde sus afluentes.
Durante la cena de la noche anterior, vimos un mastín bastante tranquilo con un impresionante collar con unos clavos de unos 3 cm. en la terraza. A los pocos kilómetros, le volvimos a ver acompañando a dos montañeros andaluces. Una vez que los pasamos, el perro aceleró y se juntó a nosotros. Nos imaginamos que éste huésped nos dejaría pronto para volver a casa, pensando que cuando empezasemos la fuerte subida del Canal de Trea daría la vuelta.
Lo que habíamos visto en el perfil, resultó ser cierto. En 6 kilómetros y medio nos chupamos un desnivel de 1.400 m. que resultó ser uno de los más duros que había hecho jamás. El mastín nos siguió de modo fiel, y nos hicimos buenos amigos hasta que llegamos al refugio Vega de Ario, donde Pedro me estaba esperando con una cerveza bien fresca y donde me encontré al perro tumbado en la vaguada, donde ya no se movía más contando con la gentileza de los guardas del refugio para una pensión completa.
Tras un breve descanso seguimos nuestra marcha acelerando un poco dado que el cielo se estaba cerrando y se preveía mal tiempo. En general las tormentas suelen empezar a partir de las 4 y se estaba acercando esa hora. El GPS funcionaba muy mal a causa de muy pocos satélites disponibles en la zona y había que estar muy pendiente; perdimos mucho tiempo para orientarnos. Sin querer nos desviamos de la senda ortodoxa y bajamos una buena distancia por un valle equivocado, en vez de haber seguido por el cresterio de varios montes para llegar al refugio. Rodeados de montaña empezó a jarrear con relámpagos y truenos con un ruido impresionante. De la mejor manera conseguimos volver a encontrar nuestro rumbo, no sin esfuerzo, y finalmente llegamos sobre las 18.30 pm al refugio de Vegarredonda donde había un gran grupo de gallegos.
Tras colgar la ropa mojada y habernos instalado en las literas nos pusieron la cena, como siempre un manjar cuando uno ha hecho semejante esfuerzo sin haber comido en condiciones. Hoy tocaba primero un caldo, que repetimos dos veces, y luego un cocido montañés completo con todos sus sacramentos y un bizcocho de chocolate de postre. Siguiendo nuestra costumbre riojana por supuesto acompañado de una botella de buen tinto, ésta vez de Uruñuela (La Rioja).
Fuimos los primeros en meternos en la cama, los gallegos habían ido a por leña y prepararon una buena hoguera para celebrar San Juan. A las 22.30 pm todo el mundo estaba en la cama y ya no se oían más que ronquidos. Yo estaba tan cansado del esfuerzo que me costó pillar el sueño. Sobre las 23.00 se hizo de noche.
Día 2: ETAPA VEGARREDONDA REMIS (O) 1.460 m. - VEGABAÑO (LE)1.327 m.
Distancia 19,50 km, tiempo 7,29 h, desnivel acumulado 926,76 m.
Nos levantamos los primeros y a las 8.00 am, desayunados, estabamos en camino de nuevo pasando por los pastizales entre las montañas llenas de vacas remontando la yampa cimera durante los primeros 3 kms. realizando prácticamente todo el desnivel del día desde 1.540 hasta 2.150 m. Antes de alcanzar esa altura empezamos a pasar por montones de palas de nieve. No habíamos llevado ni crampones ni piolet, no necesarios según se había informado Pedro. Afortunadamente la nieve era suave y fácilmente transitable sin demasiado peligro pero exigiendo una gran concentración. El bonito paisaje de ayer con su verdor, ríos y cataratas se había transformado en otro lunar, completamente distinto. Pasando por el jou de Pozas atravesamos varios pedreros y los rebecos nos observaban con curiosidad desde las cimas de los montes grises y redondeados.
Al final de una pala de nieve, justo antes de poner pie en la roca, la parte inferior deshelada produjo que la nieve se rompiera con la consiguiente caída de metro y medio hacia abajo, pegándome con el abductor izquierdo en una roca y haciéndome una buena herida en la palma de la mano, (que me ha dado por saco el resto de la semana), rompiéndose el bastón.
Desde que me inicié en la montaña me he acostumbrado a andar con los dos bastones, que me alivian mi espalda (tuve hernia discal) y peso subiendo, dándome mayor seguridad en las subidas y bajadas, así que tener que ir con uno durante lo que nos quedaba era "1 palo".
La etapa de hoy era, en comparación con ayer, mucho más corta y a los 14 km. tras haber pasado por Vega Huerta, donde paramos por última vez para llenar las bolsas de agua y comer algo ligero llegamos al Collado del Burro, donde comenzamos a bajar, descendiendo y atravesando los bonitos hayedos siguiendo el río Dobra, tropezándonos con el Roblón de Cuesta Fría, tras lo cual enseguida alcanzamos el refugio de Vegabaño.
Compartimos el cuarto con dos austriacos simpáticos de Salzburgo con los que más tarde cenamos. Teníamos bastante ropa sucia y mojada así que aprovechamos la tarde para lavar la ropa. A las ocho cenamos, primero un potaje de verduras y después unas croquetas de patata y lomo en salsa con huevos fritos, con una manzana de postre. Los austriacos también era gente de buenas costumbres así que entre los cuatro nos bailamos dos botellitas de Rivera y un chupito de orujo antes de dormir. La guarda del refugio tuvo la gentileza de regalarme un bastón, lo que me salvo el resto de la semana.
Día 3: VEGABAÑO (LE) 1.327 m. - COLLADO JERMOSO LE) 2.067 m.
Distancia 19,67 km, tiempo 7,58 h, desnivel acumulado 1.188,67 m.
Tres pastillas de Ibuprofeno habían conseguido un milagro y mi dolor en el abductor prácticamente había desaparecido. Aunque ésta etapa en teoría no era muy larga, si que impresiona su desnivel ya que desde el km. 13 se sube de 855 m. hasta 2.044 m. alcanzando el refugio de Jermoso.
Los primeros kilómetros eran muy bonitos y suaves, anduvimos relajados hasta que pasamos por una vaguada llena de vacas que de repente venían todas hacia nosotros. Tuvimos que salir por patas como pudimos. Seguimos nuestro camino pisando poca piedra y una vez salido del hayedo por pista entrando por primera vez en "territorio civilizado", atravesamos los bonitos y tranquilos pueblos leoneses de Soto de Valdeón, Posada de Valdeon, los Llanos y Cordiñanes llenos de casas antiguas y típicas de la zona con sus hórreos y paneras, gozando de las vistas espectaculares hacia todos los lados abandonando el macizo occidental y decididos para conquistar al macizo central.
En Cordiñanes abandonamos la carretera subiendo poco a poco hacia el Collado Jermoso, al principio por una zona de tierra que luego se convierte en rocosa con un tramo bastante aéreo en el que hay que andar con cuidado y concentración hasta atravesar el hayedo de Asotín y después el Berón cruzando la Riega de Asotín/Arroyo Congosto y continuamos subiendo poco a poco pero sin parar de modo no tan acusado como en la primera etapa pero con gran esfuerzo adentrándonos en las rocas con un tramo
durante el cual incluso hay que trepar una buena parte (con poco peligro) y donde aprovechamos para echar unos tragos de agua fresca. Superada esta zona tras el horizonte se escondía el objetivo del día, el refugio de Jermoso (Diego Mella), que se encuentra en una zona muy aislada y bonita donde el abastecimiento se realiza mediante helicóptero y mochila.
Dicho refugio es gerenciado por dos chavales jóvenes muy alegres y agradables lo cual influye su ambiente en general. Al llegar cumplimos con nuestro ritual diario bebiéndonos una cerveza fría, ésta vez de barril en jarra grande. Tuvimos la suerte de tener un cuarto para los dos solos en el que nos acomodamos rápidamente. Antes de cenar charlamos sobre nuestros planes del día siguiente con Marcos, un simpático joven santanderino.
A las 19.30 pm apareció una colonia de jóvenes de Madrid, que habían subido en el teleférico y que llegaron bastante cansados al refugio. Supongo que por temas de presupuesto habían decidido de acampar en las afueras del refugio pero llegaron mal equipados, sin ropa adecuada etc. y había empezado a llover. Los guardas les dejaron dos tiendas de campaña y a las 8 entró la primera chica temblando de frío en el refugio. Escuchando a sus monitores no tenían ni idea de lo que es la Alta Montaña y no eran conscientes de su responsabilidad y las consecuencias que podía tener su aventura. Les esperaba una larga noche. Cuando estaba en la cama no dejaba de pensar en ellos; lo suyo es que hubiesen metido a todo el grupo como sea dentro del refugio.
Los dos guardas resultaron ser unos artistas en la cocina y nos prepararon un auténtico banquete; primero una menestra de verduras repleta de tropiezos, unas alubias rojas y luego pastel de carne con queso de Valdeon con macedonia de postre. Un par de chupitos de orujo y a la piltra.
Día 4: COLLADO JERMOSO (LE) 2.067 m. - SOTRES (O) 1.015 m.
Distancia 24,3 km, tiempo 8,26 h, desnivel acumulado 748,88 m
Nuestros planes para éste día para alcanzar al refugio Caseton de Ándara fueron lamentablemente frustrados.
La primera clave estaba en que no pudimos madrugar, no nos dieron de desayunar antes de las 07.30 am por lo que salimos a las 8 de la mañana. Es la única crítica a éste refugio; en mi opinión y máxime cuando teníamos una etapa prevista de casi 29 km para la cual se preveía fácilmente 12 h. de marcha, en días que a partir de las 16.00 pm el tiempo se convierte en una ruleta rusa, tendríamos que haber salido como más tarde a las 7 para reducir riesgos y no llegar demasiado tarde al destino.
Al haber demasiado nieve, los del refugio nos habían recomendado no pasar por Cabaña Verónica, así que optamos por una ruta alternativa por el sur de ésta, durante la cual nos encontramos con montones de rebecos y numerosas palas de nieve. Nuevamente tuvimos suerte con el tiempo, estaba nublado pero la temperatura oscilaba entre 10 y 16º, sin apenas frío ni viento.
Tras un buen rato pasando por una zona minera menos transitada pero muy bonita, llegamos a la vueltona donde empezaba a aparecer gente debido a la cercanía del teleférico. Nos pusimos los Gore y siguiendo la pista, bajamos poco a poco hasta pasar por la fuente Resalau, el Chalet del Rey Alfonso XII y el refugio de Aliva. Siguiendo la pista que divide al macizo central con el oriental, con rebaños de vacas por todos los lados, seguimos caminando encima del río Duje hasta que llegamos hasta Las Vegas del Toro, una aldea de cabañas del siglo pasado. Un poco más adelante nos paramos a comer algo y para cargar agua en la última fuente antes de adentrarnos en el canalon Jidiellu para ir subiendo hacia arriba dirección Ándara.
Éste tramo esta muy mal marcado y en una pequeño bifurcación de sendas perdimos la buena metiéndonos en un berenjenal de rocas en el río, donde perdimos 3 cuartos de hora hasta volver a encontrar el rumbo. Eran las 16.00 pm y todavía nos quedaban unas 4 horas de caminata, el cielo se estaba cerrando con mala pinta y tomamos la decisión de volver a la pista para dormir en Sotres.
Si supiéramos lo que nos íbamos a encontrar en el canalón, habríamos ido directamente dirección Sotres atacando al Casetón por el lado inverso, bajando por el tramo más complicado que nos llevaría al canalón al día siguiente. Ésta alternativa parece una buena recomendación para la organización del Anillo, ya que evita riesgos a última hora de la tarde y a una mala se puede parar a dormir en Sotres. Lamentándonos nos dirigimos a Sotres donde nos alojamos en el Albergue, todo un lujo en comparación con los refugios, parecía una casa rural en toda regla pero con literas. Tras haber cancelado el refugio nos duchamos con agua caliente y fuimos al pueblo a tomar una cerveza. Hablamos con un señor del bar sobre nuestras heridas y un poco más tarde vino con un ramito de celedonia, de la que apretando se sacaba un líquido desinfectante natural que resultó ser muy eficaz. Disfrutamos la cena en el mismo restaurante Peña Castil donde nos reencontramos con una pareja de americanos de Colorado con los que habíamos cenado en Jermoso. Pedro optó por unos espaguetis de primera y yo por una sopa de cocido, con ternera guisada con patatas fritas de segunda para ambos y un arroz con leche de postre para mi y Pedro una cuajada. Aprovechando el inesperado lujo nos tomamos un gin-tonic cada uno en el albergue.
Día 5: SOTRES (O) 1.015 m. - CASETÓN DE ÁNDARA (S) 1.725 m. - SOTRES (O) 1.015 m. - PONCEBOS (O) 166 m.
Distancia 27,7 km, tiempo 7,51 h, desnivel acumulado 1.239,64 m
Hablamos con el responsable del albergue y nos dejaron el desayuno preparado para calentarlo en el microondas así que nos levantamos a las 06.00 am y a las 7 menos cuarto ya estábamos en marcha, con un desnivel bastante menor que lo que estamos acostumbrados los últimos días, alcanzando el Casetón de Ándara en poco tiempo.
Éste refugio era bastante más primitivo que los que habíamos visto en Picos hasta ahora, el servicio estaba a 100 m. Nos tomamos algo y explicamos al guarda lo ocurrido el día anterior. La aventura en Jidiellu nos había trastornado el planning y en Sotres decidimos renunciar a la etapa hacia Vega de Urriellu y Jou de los Cabrones, dirigiéndonos, una vez abandonada la carretera, al Collado de Pandébano por una senda preciosa y verde tras la cual empezamos a bajar por otra senda no menos bonita hasta el pueblo de Bulnes, donde nos tomamos una cerveza con una buena ración de Cabrales en plan de despedida.
De esa manera llegamos no muy tarde a Poncebos, llegando a nuestros respectivos hogares antes de cenar y dejando el fin de semana para un merecido descanso.
La bajada por la senda desde Bulnes era nuevamente espectacular, muy bonita, y sobre las 15.00 pm llegamos a nuestro vehículo en Poncebos. Nada más arrancar empezó a llover. Fue el fin de una semana gloriosa e inolvidable.
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